Con el IVA dando y la cultura rogando

Nota de servicio al hilo de la reducción del tipo del (mal llamado) IVA cultural que se aplica a la venta de entradas de espectáculos, conciertos y toros pero que no se plantea (aún) para las entradas de cine.

Análisis imposible: la cultura sin debate

A todo el mundo le gusta hablar de cultura. Todo el mundo tiene una opinión, una teoría, unas proyecciones, una lectura política, alguna idea que le ayude a fijar una posición sobre este tema. Pero poco debatimos sobre la calidad, las bases y las reglas que nos dotamos en ese debate público. Analizar algunos de los términos que interfieren en ese debate podría ayudarnos a mejorarlo. Aquí mi discreta contribución.

Recambio en los “Ayuntamientos del cambio”

«Los cambios erráticos de personas al frente de las principales instituciones culturales municipales, al menos en Madrid y Barcelona, hunden la mirada. La inconcreción de planes o programas de índole restructuradora. Los concursos convocados para renovar las direcciones de equipamientos culturales siembran más discordia que ilusión despiertan. La gestión a ralentí de las estructuras existentes… y así un largo etcétera de medidas (o falta de medidas) que han lastrado el ánimo de todos aquellos que desde la cultura en su tiempo se animaron a apoyar estas candidaturas.»

El “IVA cultural” como ideología

Cuando hablamos del “IVA cultural” de lo que estamos hablando es del “armazón ideológico” de una industria cultural. Sin embargo, parece mucho más interesante, para pensar la sostenibilidad futura de la cultura, abrir un debate sobre el modelo impositivo de las actividades culturales. Quién, dentro de la cultura, ha de pagar más y quién menos.

Los pasos valientes

No hay respuesta, sino respuestas. Algunas respuestas que nos pueden hacer evolucionar el modelo cultural (paradigma) con el que queremos funcionar.

Es la calidad, estúpido!

Es tiempo, por tanto, de devolverle la pelota a la Administración y exigir un cambio de la narrativa sobre la internacionalización. Es el momento (bueno, en realidad siempre lo ha sido) de unas decididas políticas públicas que persigan una mejora de la calidad de la producción cultural por una parte, y por otra, una mejora de la competitividad económica. Eso se consigue transformando los sistemas de ayudas públicos a la producción, estimulando la concentración de unidades de producción, invirtiendo más recursos en el fortalecimiento de un mercado interno que permita ser el banco de pruebas de productos más adelante internacionalizables.

Las ciudades que mienten

…ahora que en breve entraremos en año electoral a nivel local, sería conveniente que los ciudadanos incorporemos al debate político, tan cargado como vendrá, este otro tema importante: qué modelo cultural y de ciudad queremos. Sólo así podemos evitar seguir en el pasmo inmovilista y con la sensación de decadencia cultural. Toca mover ficha.