Creative Europe Spain #2

Apuntaba en el anterior post algunas valoraciones con perspectiva territorial española a raíz de los resultados de la primera convocatoria del programa Creative Europe. Aunque mi deseo es ahondar en la perspectiva comparada europea con el fin de buscar la mejora de los programas europeos, es inevitable hacer esa lectura en clave nacional pues también hay muchas otras conclusiones que inducen a mejorar los planes, las políticas y las acciones de las diferentes administraciones españolas, no sólo en lo que se refiere a la lógica europea de algunos proyectos culturales sino a la lógica cultural y artística en si de todos ellos, en lo que viene siendo la línea argumental de este blog.

Por estas razones he decidido profundizar mucho más en el análisis aportando nuevos datos y nuevas perspectivas para su correspondiente lectura.

Elaboración propia
Elaboración propia

Como se puede ver en este gráfico el grado de éxito de los proyectos presentados desde España, es junto con el de Italia uno de los más bajos. Sorprende, por lo contrario, el grado de éxito de Bélgica. Proponía en el anterior post hacer la correspondencia con el tamaño de los sectores culturales de cada país. Y si hacemos esa lectura nos podría sorprender que siendo España y Alemania espacios culturales de tamaño diferente, ambos países presentan el mismo número de proyectos, aunque los resultados son diferentes…

En cambio, si cruzamos los datos con los importes totales recibidos, nos vuelven a dar cifras todavía más clarividentes sobre el impacto que el dinero de Creative Europe tiene por proyecto y país.

 

Elaboración propia
Elaboración propia

Vuelvo a insistir en que estos datos son imprecisos en su dimensión cuantitativa si se tienen en cuenta en su dimensión global, porque siempre hay más agentes implicados en proyectos que no lideran y porque los que lideran (que son de los que estamos hablando), gestionan el dinero, lo cual no quiere decir que ese dinero se quede en el país al que lo vinculamos. Son, en cambio, datos que hablan con más dimensión cualitativa de la naturaleza y tamaño de los proyectos, y de sus consiguientes dificultades para acceder a los programas europeos.

 

Cuál es por consiguiente esa naturaleza cualitativa?

 

  • Por una parte constatar la poca eficiencia de los proyectos españoles en el acceso a los programas culturales europeos. No es una cuestión de presentar más proyectos, sino de presentarlos de manera más solvente y creíble. Es curioso que el fenómeno sea idéntico en los países del sur, sobre todo en Italia y España, donde las políticas culturales han visto un retroceso remarcable en los últimos años dejando desprotegidos a una gran parte de los tejidos culturales.

 

  • Por otra parte el tamaño (a juzgar el importe medio) de los proyectos es descaradamente inferior en España en comparación con los otros países comparados. Este dato puede tener que ver mucho más con la propia debilidad económica estructural de los agentes culturales en España. La falta de una mejor financiación de la cultura y también la falta de continuidad y seguridad financiera de los proyectos inciden en la debilidad de los agentes culturales a la hora de pedir ayudas de programas europeos (que obligan a cofinanciar con recursos propios en porcentajes similares a los solicitados).

 

  • En lo que se refiere al programa Creative Europe, convendría hacer una evaluación continua del mismo con el fin de detectar que conforme se va ejecutando el dinero atribuido al programa se pueden ir implementando mecanismos de corrección, no con lógica territorial, que aunque parezca una contradicción con los argumentos aquí expuestos no tendría mucha lógica europea, sino en lo que se refiere al tamaño y la naturaleza de los proyectos. En definitiva propiciar un mejor reparto.

 

  • Y en clave interna, considero que la lectura ha de hacerse con un carácter más crítico y no con lógica chauvinista. No se trata, y quiero aclararlo, de lamentar que España consigue poco dinero respecto a lo que se merecería, sino de ver por qué es así. Parto de la constatación de que los proyectos que lideran los españoles son débiles y en su conjunto poco competitivos en el ámbito europeo. Habrá entonces que analizar las claves de esa debilidad y corregirla, esencialmente para mejorar la salud del propio sector cultural.

 

Las administraciones públicas tienen una gran parte de responsabilidad, no sólo por lo que señalo del engañoso efecto llamada que alimentan, animando a veces de manera evasiva a agentes culturales a buscar el dinero que no encuentran en esas administraciones en la Admon europea. Esta es una crítica sobre la que creo que todavía no hemos profundizado suficientemente.

Y sobre todo, la parte de responsabilidad, compartida con el sector cultural, con frecuencia raudo de nivel de autocrítica y de autoexigencia, se encuentra en la misma concepción de las ayudas europeas. El error está en concebirlas como una fuente donde encontrar dinero y no como en la vía para ampliar y fortalecer proyectos (que tengan una clara y coherente voluntad europea). En los últimos años se ha animado mucho a crear proyectos europeos para conseguir dinero, en lo que podría ser una última deriva de la “subvencionitis” de la que padece una gran parte del sector cultural. Y quizá es esa la concepción que debemos cambiar: primero el proyecto, después la subvención, no al revés. Quizá, sólo quizá, si conseguimos hacer ese cambio moral, conseguiremos, de paso, cambiar muchas otras cosas de nuestro entorno cultural nacional.

 

David Márquez Martín de la Leona

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